Para alcanzar tus sueños
Alcanzar
las metas y los propósito en la vida, puede ser una aventura maravillosa para
todos aquellos que viven la vida contando solo con el hoy, explotando todas las
oportunidades que tocan a su puerta, arriesgándose, con la certeza de que “no
hay peor lucha que la que no se hace”. Son aquellos que meditan día y noche
buscando la manera de lograr sus sueños.
Están
aquellos que esperan que les lluevan las oportunidades del cielo, que piensan
que por ser “lindos” se les abrirán las puertas, envidiando el éxito de los
otros, mientras se quedan dormidos, rezagados, conformes, creyendo que con lo
que han alcanzado hasta ese momento, es suficiente. En ellos se cumple aquello
de que: “El enemigo del éxito, es el éxito”. Para significar que el contentarse
con lo obtenido hasta ese momento, es el mejor aliciente para no dar más de sí.
Por
encima de los dos tipos anteriores, están aquellos que se ganan mi admiración.
Esos que desafiaron su suerte, que se hicieron los sordos ante las palabras
desalentadoras de quienes debieron estimularlos, que pudiendo tener como excusa
válida su situación económica, sus discapacidades, su falta de educación, de
relaciones sociales que lo impulsaran, se elevaron sobre el fango de la
mediocridad, la pereza, el conformismo y vieron más allá.
Si
crees que tus sueños no son posibles, te invito a que leas la historia de Jesucristo, Tony Meléndez, Albert Einstein, Luguelín Santos y Yaritza Reyes,
por citar algunos, y encontrarás en ellos un denominador común: fe en Dios, fe en
sí mismos, disposición,(que generalmente supera a la experiencia, la formación
académica y la inteligencia, sin que estos elementos dejen de ser importantes),
vencieron los obstáculos con determinación y perseverancia, lo cual significa que caerás, pero
sentirás tantas esperanzas en tu interior de que puedes llegar, que tendrás la
fortaleza de levantarte y continuar.
Finalmente,
te comparto trozos de una reflexión de Emerson:
“Ahora es el momento de hacer lo que más quieres. No esperes al lunes, ni
esperes a mañana. Que no aumente ante ti la caravana de sueños pisoteados. Ya
no esperes. No te reprimas por cobardía o miedo”.
Creo
en ti, creo que puedes lograr tus sueños, más que por ti mismo, por la FE que
tengo en quien te ha creado: Dios.
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